RESTAURANOS Y SEREMOS SALVOS
- Juan Alberto Reyes Raymundo
- 23 jun 2020
- 2 Min. de lectura

Nuestros pecados como seres humanos producen sombra y oscuridad, ella nos lleva a perdernos e incluso a trastornar la verdad. Es nuestro propio pecado la causa de nuestro deterioro, desánimo y dudas que muchas veces se nos vienen a la mente y las albergamos en nuestro corazón.
El problema no es que caigamos en las manos del enemigo y en la garras del pecado, sino el problema más grande del ser humano es haber caído y vivir fuera de la misericordia de Dios, y alejarnos cada día más de su gracia.
Así sucede con todos nuestros fracasos, es entonces cuando más necesario se hace que el Señor haga resplandecer Su rostro delante de nosotros.
El salmista nos presenta el camino que debemos seguir como seres humanos para experimentar ese amor salvador de Dios en nuestras vidas:
1. Reconocer la soberanía y poder de Dios.
2. Debemos reconocer nuestros errores.
3. Anhelar ser restaurados.
4. Confesar nuestra necesidad de salvación.
5. Estar dispuestos a someter nuestra vida al proceso de restauración.
El fin de nuestra redención es que debemos servir a Aquel que nos redimió y no regresar nuncas más a nuestros antiguos pecados.
Charles H. Spurgeon nos los dice así: “Incluso nosotros, que estábamos tan apabullados. Ningún extremo es demasiado grande para el poder de Dios. El puede salvar hasta en el último momento, y esto, simplemente mostrando su faz sonriente sobre el afligido. Los hombres pueden hacer poco con su brazo, pero Dios puede hacerlo todo con una mirada. ¡Oh, si viviéramos para siempre a la luz del rostro de Jehová!”
Es hermoso saber que podemos ser recibidos nuevamente por un Dios sonriente y reconciliador. Un Dios que quiere transformar nuestra vida, pero no lo va hacer a la fuerza ni en contra de nuestra voluntad.
La única forma de ser restaurados por Dios es a través del arrepentimiento genuino y de corazón. Reconozcamos nuestros errores y dejemos que Jesucristo nos vuelva al estado original de perfección.
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