Cuando la luz nos encuentra
- Juan Alberto Reyes Raymundo
- 12 jun
- 2 Min. de lectura
“El pueblo que camina en oscuridad verá una gran luz. Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad, brillará una luz.” Isaías 9:2 (NTV).

Hay momentos en la vida en que nos sentimos atrapados. No porque no sepamos caminar, sino porque no vemos el camino hacia dónde debemos ir. El corazón se nos nubla, la mente se confunde, y pareciera ser que la oscuridad nos cubre por dentro y por fuera. Pero en esos momentos, Dios no se queda lejos.
Él se acerca con su luz.
La Biblia dice que "el pueblo que caminaba en oscuridad" —¡caminaba! no estaba quieto— "vio una gran luz". Ellos no estaban buscando a Dios, pero Dios vino a ellos. No sabían cómo salir, pero el cielo decidió irrumpir en sus vidas para darles esperanza.
Y lo hermoso y maravilloso es que esta luz no es una idea, ni una emoción: es una Persona. Jesús es la luz. Él viene a nuestro encuentro no para condenarnos, sino para redimirnos, restaurarnos y guiarnos de nuevo para que caminemos a su lado.
En esta oportunidad quiero que sepas algo muy claro:
No importa cuán lejos sientas que estás. No importa cuán rota esté tu alma. Si puedes ver aunque sea un rayo de esperanza, es que Cristo ya está cerca.
No estás solo. La luz ya te encontró.
Que debemos hacer hoy:
Agradece a Dios por los momentos oscuros de tu vida donde Él te alumbró con su luz justo a tiempo.
Escribe una oración sencilla agradeciendo por su luz en tu vida.
Comparte este mensaje con alguien que necesita una palabra de
esperanza.
Oremos juntos:
“Señor, gracias porque no me dejaste solo en la oscuridad. Gracias por alumbrar mi corazón cuando todo parecía perdido. Ayúdame a ver tu luz cada día, y a ser una lámpara encendida para otros. Amén.”
Recuerda: “La oscuridad no puede apagar la luz, pero una pequeña luz puede disipar la oscuridad más densa. Tú fuiste llamado no solo a ser salvo, sino a ser enviado. ¡Ilumina el camino!”
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